Trabajan en la disminución de agresividad de células de leucemia linfoblástica aguda
El estudio fue publicado en la revista internacional especializada Oncology Research
María Teresa Cedillo Nolasco
Un grupo de investigación del Laboratorio de Medicina Experimental y carcinogénesis de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) descubrió que la proteína GDF11 contribuye a disminuir la agresividad de células de leucemia linfoblástica aguda, un tipo de neoplasia de las más comunes en niños.
Melissa Sánchez Rodríguez, alumna de la Maestría en Biología Experimental, quien desarrolló esta indagación con la asesoría de Oscar Alejandro Escobedo Calvario, doctor en Biología Experimental por la Unidad Iztapalapa, y el doctor Luis Enrique Gómez Quiroz, profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la referida sede, destacó que los resultados alcanzados abren importantes perspectivas en el tratamiento de este padecimiento.
Planteó que esta proteína en forma normal se encuentra en el cuerpo humano en sus etapas embrionarias, conforme se desarrolla el organismo, se produce en menores cantidades alojada en diferentes órganos como cerebro, corazón, hígado, riñón, páncreas y testículos.
“Nosotros observamos que agregar cierta cantidad en células transformadas, ya cancerosas, resta agresividad y este impacto se dio sobre todo en tumores de hígado, órgano que se estudia más en este laboratorio; lo pasamos al terreno de la leucemia, donde ejerce el mismo efecto: atenúa la agresividad a estas células cancerosas”.
En su estudio, publicado en la revista internacional especializada Oncology Research, el equipo de investigación expone que “el GDF11, un miembro de la superfamilia del factor de crecimiento transformante beta, es una proteína crucial involucrada en muchos procesos de diferenciación en la embriogénesis y morfogénesis, y ha sido caracterizada debido a su capacidad para dirigirse a células pobremente diferenciadas, incluyendo células transformadas o cancerosas”.
El objetivo del trabajo fue descubrir los efectos sobre la migración, proliferación y metabolismo de la célula Jurkat, derivada de leucemia linfoblástica aguda de células T; y comentó que, con base en evidencia previa, se analizaron los cambios ejercidos por GDF11 y su relación con el fenotipo agresivo.
De acuerdo con los resultados, “encontramos un profundo impacto en el metabolismo mitocondrial y el contenido de especies reactivas de oxígeno”, lo que “se relaciona con una disminución en la expresión del factor de transcripción Forkhead box protein P3 (FOXP3), que está altamente involucrado en la agresividad en células leucémicas”.
Es esencial señalar que FOXP3 es un regulador fundamental en la inmunidad del cuerpo humano, ya que indica al sistema inmunológico que no ataque a las propias células del organismo, pero esto mismo lo hace en las células cancerosas. En fecha reciente los estudios de esta proteína y su papel en el sistema inmune fueron reconocidos con el Premio Nobel de Medicina 2025.
El GDF11, al reducir la expresión de FOXP3, induce “una disminución en la capacidad de invasión exhibida por las células Jurkat, lo cual lo ubica como una buena alternativa en la búsqueda de nuevas opciones terapéuticas para estas enfermedades” y abre la posibilidad de buscar efectos en males autoinmunes, donde FOXP3 es elemental.
Melissa Sánchez, quien estudió la Licenciatura de Biología Experimental de la Unidad Iztapalapa, anotó que este es un hallazgo muy importante porque más allá del constante trabajo en el laboratorio con esta molécula se ha observado que en cáncer de hígado disminuye esa agresividad. Otros compañeros lo han hecho respecto al cáncer de mama y de colon, por tanto “pensamos que en otras líneas celulares también hay ese impacto positivo, como en el caso de leucemia”.
Los alcances de los estudios son relevantes en términos de atacar un problema de salud como es la leucemia, que en este momento representa 50 por ciento de las neoplasias. Añadió que algunos de los tipos de cáncer son tumores sólidos en órganos específicos, pero “la leucemia es como un tumor líquido, por así decirlo, porque ocurre en la sangre”.
Tras indicar que los profesores del Laboratorio de Medicina Experimental y carcinogénesis realizan indagaciones pioneras en el análisis de esta molécula, al descubrir el efecto de GDF11 para contrarrestar la agresividad de células cancerosas, reconoció que uno de los aspectos más interesantes es que “pareciera ser que solo afecta a estas y no a las células sanas”.
Sobre las perspectivas de investigación que abre este trabajo mencionó que “cuando uno encuentra la respuesta de algo salen muchas preguntas más”, ahora “tenemos que ver, por ejemplo, qué vía de transducción es la que activará o desactivará las proteínas –en este caso FOXP3– para llevarlo a cabo de manera óptima”.
Precisó que el estudio se hizo in vitro, en líneas celulares, pero “buscamos llevarlo a modelos animales y en forma posterior a los pacientes para hacer efectiva la medicina traslacional que da nombre al área correcta, aunque eso todavía llevará tiempo”.
Sánchez Rodríguez recalcó la relevancia para los tratamientos de leucemia linfoblástica aguda dado que es la más frecuente en la infancia, pues “es la que pega más rápido y progresa de manera muy agresiva”. Por tanto, las tasas de defunción son muy altas y las terapias que hay por el momento son muy caras y con muchos efectos secundarios para los pacientes. “Con el GDF11 buscamos que el procedimiento no sea tan agresivo y que sea igual o más efectivo que los actuales”.
La meta es que el GDF11 reste agresividad a la célula cancerígena y quede debilitada para que con un segundo tratamiento eficaz sea posible finalizar la enfermedad.
El doctor Luis Enrique Gómez Quiroz explicó que el GDF11 ejerce una función que tiende a disminuir la agresividad de las células derivadas de una leucemia humana, lo que es clave porque abre la esperanza de dirigir una estrategia terapéutica, que permita aminorar esa condición al cáncer.
Ochenta por ciento de los fallecimientos de pacientes ocurren por metástasis e invasión y destrucción de tejido sano, por tanto, si “logramos reducir esas características agresivas, pues vamos de gane”, sentenció el profesor, quien subrayó que “si con el tiempo nuestra investigación deriva en el uso de estrategias que hoy aprendemos con el GDF11, en conjunto con terapias convencionales, el resultado en los enfermos será mucho mejor”.



