
La UAM en Shanghái: un proyecto ambiental con sello mexicano
Miguel Fitz Castillo y Marco Antonio García Pérez diseñaron un mortero ecológico con impacto social, académico y ambiental
Alejandro Espinoza Sánchez
Como parte de un esfuerzo innovador por integrar conocimiento académico con responsabilidad ambiental, dos estudiantes de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desarrollaron un nuevo tipo de mortero no estructural, al utilizar residuos plásticos y de construcción, propuesta que fue presentada en el Global Environment Solution Challenge, realizado en Shanghai, China.
Miguel Fitz Castillo, alumno de Ingeniería Ambiental, y Marco Antonio García Pérez, matriculado en la Maestría en Ciencias e Ingeniería Ambientales, resaltaron que el objetivo principal de su proyecto fue que “el material estuviera hecho a partir de plásticos residuales que se encuentran en la basura y residuos de construcción que en forma común se conoce como cascajo”.
Como parte del reconocimiento a su iniciativa, ambos fueron invitados al programa Voces de la UAM, de la emisora de la Casa abierta al tiempo, conducido por Carlos Urbano, en el que compartieron detalles sobre su trabajo.
Subrayaron que su proyecto se diferencia por el bajo nivel de transformación requerido, “estamos tratando de crear un nuevo material con la menor interferencia posible a la materia prima, ya que no se requieren procesos altamente especializados ni capacitación técnica específica, sólo maquinaria para triturar los materiales y mantener una mezcla homogénea, por lo que el resultado es una combinación espesa y negra, muy parecida al chapopote, que requiere calentamiento constante y movimiento para su elaboración”, de acuerdo con Fitz Castillo
La iniciativa comenzó como una variante de la propuesta de integración de otro alumno, en la cual de modo inicial se encapsulaban metales pesados. Posteriormente, con orientación de la doctora Mabel Vaca Mier, asesora del proyecto y profesora de la Unidad Azcapotzalco, y la invitación de la doctora María Neftalí Rojas Valencia, del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, el trabajo tomó un nuevo rumbo; “ella vio potencial en el material y nos propuso participar en el concurso internacional”, recordó García Pérez en la emisión de UAM Radio 94.1 FM.
Fitz Castillo, quien asistió a la competencia en representación de México, informó que sólo dos países latinoamericanos intervinieron: “Los demás equipos eran europeos o de consorcios universitarios; fue impactante ver el nivel y darnos cuenta de que nuestros proyectos también tienen cabida en ese entorno”.
Tras acudir al Global Environment Solution Challenge, los estudiantes compartieron en entrevista que el siguiente paso es continuar la investigación para reunir más datos y presentar una propuesta viable, que capte el interés de instituciones públicas, privadas o universitarias para su desarrollo industrial. Destacaron que “el apoyo de sus compañeros en el Centro de Consulta de Ingeniería Ambiental de la citada sede fue importante para darnos ideas”.
Fitz Castillo apuntó que la ingeniería ambiental no puede quedarse anclada en su nicho disciplinario y que recibieron apoyo de compañeros de las ingenierías en Mecánica, Civil y Química, “lo que nos permitió ir resolviendo. Además, los equipos que ganaron eran multidisciplinarios; esa es una lección clara: debemos colaborar entre campos para generar soluciones reales”.
Ambos jóvenes expresaron su deseo de continuar con el estudio y formalizar vínculos, por ejemplo, con la Universidad de Colombia, con quienes coincidieron en la competencia. “Nuestros proyectos tienen líneas similares, por lo que hablamos con ellos y están interesados en crear un puente académico más cercano entre nuestras casas de estudio”.