
UAM investiga salud mental y actividad autonómica cardiorrespiratoria
Con este trabajo, que estudia la relación entre ambas partes, se puede obtener un perfil psicológico y psicosocial para generar programas de intervención más efectivos
Clara Grande Paz
Con el proyecto Salud mental y su relación con la actividad autonómica cardiorrespiratoria en estudiantes universitarios de licenciatura se tratará de identificar problemáticas de salud mental en el alumnado, ya no sólo mediante escalas, sino a partir de la evaluación con datos duros más objetivos, entre ellos la variabilidad de la frecuencia cardíaca y otras respuestas fisiológicas como la respiración y la presión arterial, indicó la doctora Ana Karen Talavera Peña.
La profesora de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) subrayó que la actividad autonómica cardiorrespiratoria es una respuesta fisiológica asociada al sistema nervioso autónomo, que es el que responde para recuperar el equilibrio en la resolución fisiológica.
La doctora en psicología y salud consideró que “todos hablan de salud mental, pero es importante tener datos e identificar las necesidades específicas de nuestra comunidad; con esta investigación podemos tener un perfil psicológico y psicosocial que facilite generar programas de intervención más efectivos”.
En este sentido, apuntó que alrededor de 90 por ciento del alumnado de la Unidad Lerma presenta estrés en un nivel de moderado a severo y 60 por ciento, sintomatología de ansiedad y depresión, de ahí la relevancia de identificar las necesidades específicas de la colectividad para atenderla de manera más efectiva.
Estos datos son parte de los resultados del proyecto Estrés académico en estudiantes de la Unidad Lerma, el cual se ha extendido para ser interdisciplinario y tener un mayor alcance mediante la participación de la sede Iztapalapa, la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México, detalló la académica del Departamento de Ciencias de la Salud.
“En esa primera investigación evaluamos alrededor de 180 matriculados sólo de la Unidad Lerma, pero gracias a una convocatoria emitida por parte de Rectoría General se consiguió un apoyo económico que nos permitirá evaluar alrededor de 400 (100 por cada campus) y ofrecer un programa de intervención psicológica a cerca de un centenar”.
Además de las variables que se midieron en un primer momento como estrés, ansiedad, depresión, calidad de vida, apoyo social y afrontamiento, ahora se incluye la evaluación psicofisiológica a través de la variabilidad de la frecuencia cardíaca.
Con el nuevo proyecto, el objetivo es determinar o caracterizar el perfil de los participantes, si tienen características comunes por área, licenciatura, ubicación; si hay diferencias en cuanto al sexo o la edad, a partir de un trabajo colaborativo e interdisciplinario en el que intervienen especialistas desde la ingeniería biomédica, la psicología biomédica y la psicología clínica, indicó.
Salud mental y su relación con la actividad autonómica cardiorrespiratoria en estudiantes universitarios de licenciatura se encuentra en fase de recolección de datos y de manera previa se ofreció capacitación sobre el uso de equipo y evaluación a todas las personas involucradas en su ejecución.
“Una vez que se tenga la evaluación, comenzará una segunda etapa en la que se proponga un programa de intervención psicológica dirigido a las y los alumnos, a partir de la detección de las principales problemáticas de salud mental”.
Algunos orígenes
De acuerdo con la doctora Talavera Peña, entre las principales causas que están ocasionando estrés, depresión y ansiedad en los universitarios está el periodo de transición que experimentan al ingresar a la Institución.
“Es un momento de toma de decisiones, de desapego del núcleo familiar y, en ese sentido, todas esas demandas pueden llegar a desbordarlos, aunado a las tareas, la organización del tiempo y la parte social de hacerse responsables de sí mismos y ser más independientes”.
Señaló que en el caso de los alumnos de la Unidad Lerma, muchos de ellos provienen de lugares apartados, lo que hace que vivan solos o con algunos compañeros, alejándose de la seguridad del entorno familiar.
“Hay evidencia de la presión por la parte económica en la que tienen que buscar recursos para mantenerse ellos mismos y solventar sus estudios, lo cual contribuye a estos problemas de salud mental”.
Entre los signos de alerta, apuntó que están el aislamiento, cambios en la alimentación, el sueño o el estado de ánimo o el dejar de asistir a actividades que con anterioridad les eran placenteras: deportivas, artísticas o recreativas.
“Estamos ante una generación diferente que puede nombrar y aceptar más fácilmente lo que le pasa, a diferencia de sus predecesoras, pero también es cierto que muchos aún no saben cómo pedir ayuda o qué es lo que tienen que hacer”.
Por ello, ante cualquiera de estos signos, recomendó acudir a un servicio de atención dentro de la propia Universidad, la cual en caso necesario puede canalizar a otro tipo de institución o bien, con un especialista.
Después de la pandemia hubo una mirada muy fuerte respecto de las demandas de atención a la salud mental del alumnado y hubo un reconocimiento de las dificultades en ese terreno, expresó la docente.
“En la UAM hay iniciativas clave, se ha trabajado desde las Unidades de Género y Coordinaciones de Bienestar de cada una de las sedes para ofrecer apoyo, contención emocional y canalización a las y los estudiantes con pláticas de prevención de adicciones o prevención de la violencia y, por ejemplo, en el caso del campus Lerma, desde la Coordinación de Bienestar, existe el programa Guardianes Pantera para la prevención del suicidio”.
Sin embargo, refirió que hace falta una formalización de esa atención, ya que, si bien hay propuestas para abordar y prevenir problemáticas relacionadas con la salud mental, falta dar ese seguimiento sobre qué es lo que funciona y lo que no para avanzar con pasos más certeros para la cobertura.
“El objetivo de las casas de estudio es dar educación, pero sabemos que la salud mental también influye en el desarrollo académico, de ahí la relevancia de este tipo de investigaciones para tomar acciones a partir de la evidencia”, concluyó la doctora Talavera Peña.