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Junio, mes para recordar la lucha por derechos de la comunidad LGBTTTIQ+

Especialistas de la UAM reflexionan en torno a temas en favor del respeto a la diversidad sexual, la inclusión y la cultura de paz


María Teresa Cedillo Nolasco

El 28 de junio, fecha en que se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBTTTIQ+, es una ocasión para reflexionar y reconocer la lucha que esta comunidad ha dado durante décadas para conquistar la igualdad, pero también para recordar que aún falta mucho para hacer efectivo el pleno ejercicio de sus derechos.

En lo anterior coincidieron los doctores Humberto Guerra de la Huerta, Eduardo de la Fuente Rocha y Adriana Margarita Morales Otal, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quienes desde sus respectivas disciplinas opinaron sobre la importancia de continuar propiciando la reflexión y la discusión de temas que contribuyan a una cultura de paz y respeto entre la colectividad universitaria y en la sociedad.

Uno de los grandes pendientes que persiste es la desprotección en que se encuentra la población trans nacida varón, que sigue siendo un grupo marginado y vulnerabilizado al extremo en el país, sostuvo Guerra de la Huerta, académico del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco.

El doctor en Literatura Hispánica y autor del libro De lo joto a lo macho, masculinidades diversas mexicanas, editado por Siglo XXI, enfatizó que, pese a los avances y conquistas del movimiento, la discriminación y la violencia en su contra permanecen.

Aún es muy difícil ser trans en los contextos violentos en que vivimos, pero además es un grupo que mayoritariamente está ubicado en ambientes de precariedad económica, social y cultural, advirtió.

Esta expresión todavía se ve como una afrenta al machismo y se cuestiona la renuncia al privilegio de ser varón; sin embargo, “no hay tanto ruido cuando una mujer sea o quiera ser varón, se exprese como tal o tenga esa identidad; el problema es la masculinidad hegemónica, que, si bien es cada vez más cuestionada, sigue vital y vigente”.

Refirió que muchas instituciones, como la Casa abierta al tiempo, han impulsado oficinas orientadas a atender problemáticas vinculadas con temas de género principalmente relacionados con violencia, además prevalece apertura respecto de las líneas de investigación.

Al respecto del lenguaje inclusivo, que ha causado intensas discusiones, apuntó que “el uso de la E trata de dar mejor cuenta y poner en las mismas circunstancias a grupos que antes estaban supeditados a otros dominantes, y yo creo que es adaptable esta nueva realidad a través del habla porque la lengua es dinámica y cambiante”.

Por su parte, De la Fuente Rocha expresó que los contextos políticos en que se desarrollan los procesos de reivindicación de los derechos de la diversidad sexual pueden determinar su adelanto o regresión y aclaró que en este movimiento “hay tanto avances como retrocesos”, porque así es el proceso de la historia, pero en este momento hay culturas como la estadounidense, en la que desde hace décadas estos derechos eran plenamente ejercidos y ahora están en riesgo.

En este caso se trata de una conveniencia política por parte de quienes proponen estas iniciativas, reconoció el docente del Departamento de Educación y Comunicación de la Unidad Xochimilco, quien manifestó que resulta grato ver cómo con el tiempo ha ido evolucionando el reconocimiento a las personas LGBTTTIQ+, que han dejado atrás la persecución, marginación, violencia y abusos que se cometían en su contra.

En México estos cambios se están promoviendo desde distintos espacios, con la idea de que todas las personas tienen dignidad y merecen respeto. “Lo más relevante es combatir las distintas formas de discriminación que todavía están insertas en nuestra cultura, pues aún se segrega por género, color o posición económica, incluso en los mismos grupos LGBTTTIQ+”, agregó el doctor en Psicología Social.

Para la doctora Morales Otal, la orientación sexual no es una elección consciente ni un comportamiento aprendido, sino una manifestación más de la diversidad natural y la preferencia sexual surge de una compleja interacción entre hormonas, estructuras cerebrales y experiencias tempranas, sin que exista una única causa ni una “normalidad universal”.

Con más de dos décadas dedicadas a la investigación sobre la orientación sexual en modelos animales, la profesora del Departamento de Biología de la Reproducción del campus Iztapalapa señaló que uno de los grandes aportes de estos prototipos en neurociencias es la posibilidad de observar conductas de manera sistemática en condiciones controladas, lo que permite observar patrones y relaciones causales.

El uso de ratas como modelo experimental “nos ha facilitado desarrollar paradigmas innovadores para explicar cómo se expresa la preferencia sexual cuando se eliminan presiones sociales, culturales o religiosas, factores que suelen pesar en los seres humanos”.

Describió que en sus estudios “se han observado comportamientos que se alejan del supuesto binarismo heterosexual que normalmente se da por sentado”; además aportan evidencia experimental de que la diversidad sexual tiene bases biológicas complejas y no puede ser reducida a categorías binarias, y “este prototipo contribuye a desmontar los supuestos biologicistas normativos que han sostenido narrativas estigmatizantes sobre las disidencias sexuales”.

En un contexto social en el que todavía existen mitos, prejuicios y violencia hacia las personas con orientaciones sexuales no normativas, los resultados de estas indagaciones invitan a reflexionar sobre “si la naturaleza misma exhibe esta diversidad ¿por qué el humano insiste en negarla o castigarla?

“Todas, todos y todes somos personas, tenemos derechos, dignidad y, por ende, visibilizar las diferencias en cuanto a la orientación sexual posibilitará fortalecer la sociedad, aunque seamos distintos en nuestra diversidad sexogenérica”.

Morales Otal recordó que como científica tuvo que enfrentarse a muchas controversias y cuestionamientos por afirmar que se viene al mundo con la homosexualidad, “pero fue a partir de ahí que empecé a diseñar modelos animales para corroborar que de manera biológica se nace con la orientación sexual”.

A 25 años de distancia “puedo decirles que me siento muy contenta, muy orgullosa de que la ciencia ahora sí esté ahí, en este movimiento por el respeto a la diversidad sexual, la inclusión y la cultura por la paz”, finalizó.