Escribir es una apuesta optimista en el tiempo: Mónica Lavín
La periodista formó parte de la primera generación de la Licenciatura en Biología de la UAM, experiencia que marcó su mirada narrativa
Alejandro Espinoza Sánchez
La escritora Mónica Lavín Maroto recibió el Premio Crónica Cultura 2025, por su trayectoria literaria y por su aporte a la formación de lectores y escritores. Este galardón reconoce una obra que entrelaza pensamiento crítico y exploración de lo humano. Su nueva novela, La ausencia, será presentada en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
La ausencia aborda la escritura desde la incertidumbre. “Es el vacío literario, la sequía, aunque vivamos rodeados de historias. La pregunta es por qué escribir. No es lucrativo, pero uno no puede dejar de hacerlo. Es un impulso de comprensión”, explicó en entrevista. Esa búsqueda manifiesta la curiosidad científica que marcó su formación como bióloga.
Egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Lavín Maroto pertenece a la primera generación de la Licenciatura en Biología de la Unidad Xochimilco. Su paso por la Institución definió su mirada narrativa. “La ciencia requiere observación, igual que la literatura. Observamos entornos, personas, gestos, sonidos”. Los programas académicos orientados al manejo de recursos naturales le ofrecieron acceso a paisajes y modos de vida que después transformó en materia literaria.
“La Biología me enseñó a mirar los matices del paisaje y a reconocer el método. Una novela es un aparato lógico; puede ser absurda, pero debe convencer al lector de su posibilidad”, señaló. Para ella, escribir exige estructura y coherencia emocional.
La palabra, afirmó, es brújula. “Es un mecanismo para construir identidad, comunidad y pertenencia. La poesía enseña a mirar las palabras como especímenes. Busco la palabra justa, la que fija la temperatura de la emoción”.
Entre sus influencias menciona a Carson McCullers, Eudora Welty y Katherine Ann Porter, escritoras que considera audaces. Reconoce a John Cheever e Ian McEwan como referentes. “Nací en el cuento. Ese formato exige precisión. Quizá ahí develo mi formación científica”.
Sus cuentos han sido traducidos al inglés, francés, italiano e iraní. “Los traductores son los primeros lectores. Creen que tu obra merece ser leída en su lengua. A veces descubren matices que uno mismo no había advertido”.
Como jurado del Premio Cervantes y docente en la Universidad de Nueva York, Mónica Lavín ha participado en debates sobre valores literarios. “Ser jurado es dialogar sobre trayectorias; es una forma de aprendizaje”. En esa institución educativa trabajó con estudiantes hispanohablantes con quienes compartía una misma mirada narrativa.
A quienes se acercan a su trabajo, les deja un mensaje: “Que no pierdan la capacidad de imaginar. Crecer no debe significar renunciar al juego. Pueden ser lo que deseen: escritores, científicos o bailarines. Basta con desearlo y hacerlo”.
Durante la entrega del Premio Crónica Cultura 2025, la autora expresó su gratitud y recordó que recibirlo bajo su nombre completo, Mónica Lavín Maroto, habría alegrado a su madre y a su abuelo. “Somos las palabras que escogemos. Con ellas nombramos, comunicamos e inventamos. Este reconocimiento distingue no solo mi obra, sino a quienes han dedicado su vida a la escritura y a la formación de lectores”.
Ella se asume parte de una comunidad que apuesta por la palabra como herramienta de transformación. “Nada se da por hecho. De pronto, algo que no esperas te gratifica. Este premio distingue el trabajo incierto de quienes escribimos”.
“Estamos hechos de contradicciones. Aunque sé que la oscuridad nos acompaña, confío en que la novela abre una vía hacia la comprensión, la tolerancia y la memoria. La palabra no solo comunica, construye identidad y pertenencia. “Somos mortales, pero la palabra deja huella”.


