
Evalúan el impacto del Protocolo único de atención a la violencia de género
El documento trasparenta los procesos y ofrece mayores certezas a la comunidad universitaria
Ángela Anzo Escobar
Para reflexionar en torno a los antecedentes, aplicación e importancia del Protocolo único de atención a la violencia de género, titulares de las Unidades de Prevención y Atención de la Violencia de Género (UPAVIG) de las cinco unidades académicas se congregaron en un conversatorio que tuvo lugar en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al inaugurar el espacio de reflexión titulado Atención a la violencia de género en la UAM-Experiencias y desafíos, organizado por la Defensoría de los Derechos Universitarios, Norma Rondero López, secretaria general de la Casa abierta al tiempo, señaló que, desde su creación en 2024, este documento se formó de manera colectiva y dio seguimiento al trabajo de transversalización de políticas para erradicar la violencia por razones de género en la Institución.
Explicó que la generación de este protocolo no fue una tarea sencilla y se logró con la participación de las entonces titulares de las UPAVIG, quienes con su experiencia, sensibilidad y conocimientos lo nutrieron.
El objetivo fue dotar a la Universidad de instrumentos, mecanismos y referentes normativos para la atención de estas problemáticas, frente a la diversidad y riqueza de la comunidad universitaria, para crear condiciones que permitieran avanzar con paso firme en su prevención y erradicación, anotó.
Durante su intervención, Rocío Guadalupe Padilla Saucedo, titular de la Unidad de Género y Diversidad Sexual de la Unidad Azcapotzalco, subrayó que este documento viene de la necesidad de trasparentar los procesos y ofrecer mayores certezas a la colectividad de esta casa de estudios, para que no se pensara que no se atendían los casos o se quedaban en una intervención aislada.
Al respecto, María del Socorro Damián Escobar, encargada de la Unidad para Atender la Violencia por Razones de Género de la Unidad Iztapalapa, sostuvo que es importante reconocer que estas normativas resultan de un contexto en el que las estudiantes demandaban atención, frente la impunidad existente y la falta de acceso a la justicia universitaria.
Lo anterior, dijo, se vio reflejado en la sesión 464 del Colegio Académico (11 de septiembre de 2019), donde se reconoció el rezago histórico en la normatividad, procedimientos, institucionales y servicios para identificar, prevenir, atender y erradicar la violencia de género.
Desde entonces, en concordancia con recomendaciones de organismos internacionales como el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), se asumió un compromiso para atender esta problemática de manera inmediata y crear espacios, mecanismos y rutas de atención accesibles y flexibles.
Damián Escobar explicó que cuando surgió este protocolo las UPAVIG ya estaban cumpliendo muchas de sus funciones primordiales, como acompañar y dar seguimiento a las víctimas, desarrollar programas para la detección, prevención y atención de la violencia, así como articular vínculos con instancias externas, lo cual permitió homologar las prácticas, los caminos a seguir y la unificación de formatos.
Las especialistas concluyeron que, algunos de los mayores desafíos para enriquecer la aplicación del protocolo son la transversalización de la perspectiva de género en las aulas y la labor con docentes, el trabajo de acompañamiento y sensibilización también con varones.
Además de una mayor vinculación con las instancias de atención y sanción de la Universidad, la adecuación de formatos y la mejora de evaluaciones de impacto, la implementación de una estrategia conjunta de prevención con objetivos particulares para erradicar estas prácticas dentro y fuera de los espacios universitarios.